Talleres

Estudio de la dieta de las rapaces nocturnas canarias

Si las hay, nada mejor que las “corujas” para mantener a raya las poblaciones de ratones y ratas en los campos canarios... En efecto, si las hay, puesto que muchas veces estas excelentes biocontroladoras podrían verse seriamente amenazadas por el mal uso del veneno al que, paradójicamente, echamos mano para combatir a esos mismos roedores foráneos. Hablamos, como cabría esperar, del búho chico y de la lechuza común, las dos únicas especies de rapaces nocturnas que habitan las islas Canarias. 

En función de lo dicho, sería más lógico pensar en una ciudadanía en general que solo en sus sectores más jóvenes, los niños y niñas, cuando queremos dar a conocer cuál es el papel que juegan los búhos y lechuzas en los ecosistemas isleños. Sea lo que fuere, es necesario encontrar un método adecuado y más o menos sencillo a fin de obtener una rápida visión sobre la dieta de estas aves, lo que en definitiva ayudaría a entender el beneficio que hacen. Para ello hemos pensado en el examen de algo regurgitado por dichas rapaces y que es relativamente fácil de conseguir. Nos referimos a sus egagrópilas, que no son otra cosa que pequeñas bolas conteniendo las partes de sus presas, sobre todos los huesos, que no pudieron ser digeridas dada la falta de potencia de sus jugos gástricos. Una vez identificados estos restos sabremos, por tanto, cuáles son algunos de los animales que cazan, así como si verdaderamente los ratones domésticos componen la base de su alimentación. Intuimos que sí...

Con la ayuda de los ornitólogos del Grupo de Ornitología e Historia Natural de las Islas Canarias (Gohnic), veremos en esta ocasión qué aspecto tienen las egagrópilas de la lechuza común, cuál es su contenido y qué diferencias hay entre éstas y las del búho chico, además de otras muchas cosas.